BLOGGER TEMPLATES AND TWITTER BACKGROUNDS »

viernes, 26 de noviembre de 2010

ANDRÉ KERTÉSZ (1894 - 1985)


"Yo interpreto mis sensaciones en un instante determinado. No lo que veo, sino lo que siento."
(André Kertész)




Las fotografías de André Kertész tienen un estilo único en el que se imponen unos ángulos novedosos para la época. Si bien hoy es considerado uno de los fotógrafos claves en el desarrollo del fotoperiodismo, sus comienzos pasaron un poco desapercibidos o eso pensaba él, quién murió plenamente convencido de que su trabajo no recibió el reconocimiento que merecía.


André Kertész y Robert Doisneau en Arlés, Francia, 1975.


André Kertész nació en Budapest el 2 de julio de 1894 como Andor Kertész en el seno de una familia judía burguesa, Andor Kertész empezó a soñar con la fotografía siendo aún niño. Hijo de Lipót Kertész, un vendedor de libros, y Ernesztin Hoffmann. Andor, a quien sus amigos llamaban "Bandi", fue el segundo de tres hijos.

Fue a los 18 años cuando se compró su primera cámara, una ICA Box, que funcionaba con placas de 4,5 x 6 cm. De esa temprana fase proviene la foto de un niño durmiendo.

Mientras servía en las filas del ejército austro-húngaro, documentó en lacónicas imágenes el día a día del soldado, las marchas forzadas, la angustiosa espera en las trincheras y la desorientación del individuo. Herido en septiembre de 1915, durante su convalecencia en Esztergom tomó en 1917 su célebre foto titulada Nadadores bajo el agua. Los cuerpos, cubiertos de reflejos luminosos y sujetos a distorsiones ópticas, anticipan lo que serían sus trabajos ulteriores. La estética de los reflejos se haría popular sólo una década más tarde en el movimiento artístico Bauhaus.




















André Kertész, Distortion #172, Paris, 1933.


André Kertész, Distortion, Paris, 1933.















André Kertész, self portrait.




André Kertész, Mondrian's glasses.



Finalizada la guerra, Kertész, que laboraba en la Bolsa, dedicó sus ratos libres a fotografiar situaciones preferentemente cotidianas, entre ellas a su hermano Jenö haciendo ejercicios físicos, pero Budapest no era el sitio adecuado para hacer realidad sus ambiciones. En 1925 optó por trasladarse a París, sumándose así a la pléyade de artistas y fotógrafos húngaros que, tras el hundimiento de la monarquía austro-húngara y la derrota de la República de los Consejos, abandonaron su patria en la década de los veinte para emigrar a París o a Berlín, como fue el caso de László Moholy-Nagy, Robert Capa, Germaine Krull y Brassaï.

En París, Kertész no tardó en contactar con la vanguardia artística de Montparnasse: Piet Mondrian, Fernand Léger, Ossip Zadkine y Alexander Calder. Fue en ese entonces cuando hizo numerosos retratos al estilo de las tarjetas postales. En sus frecuentes paseos, Kertész recorrió la urbe fotografiando calles y parques, tejados y las orillas del Sena. Él entendía la fotografía como un diario visual, como un instrumento útil para describir la vida que le rodeaba: “Yo interpreto mis sensaciones en un instante determinado. No lo que veo, sino lo que siento.”

Sus atípicas fotografías, sus imágenes tomadas en primer plano o a vista de pájaro, su percepción de la estructura geométrica del espacio, como también de sombras, reflejos y siluetas, no tardaron en recibir la admiración del público.








André Kertész, Ombre de la tour Eiffel, 1929.

En 1927, la Galería Au Sacre du Printemps exhibió su primera retrospectiva y en 1929 fue partícipe de la exposición internacional “Film und Foto” celebrada en Stuttgart y en Berlín. Kertész empezó a utilizar en 1928 una Leica, la primera cámara de formato de 35 mm. En los años subsiguientes la revista VU publicó más de 30 ensayos fotográficos de su autoría. En 1933 realizó una serie extraordinaria titulada “Distortions” en la que las imágenes de unos cuerpos femeninos distorsionados por espejos parecen moverse entre la caricatura y el erotismo.

También aparecieron libros como Enfants (1933), Paris vu par André Kertész (1934) y Nos amies les bêtes (1936). En este último año Kertész, atendiendo a una invitación de la Agencia Keyston, se trasladó a Nueva York, pero no tardó en romper el contrato y hacerse autónomo.










André Kertész, Shadows.


André Kertész, The heron.




















André Kertész, Au sommet de la tour Eiffel, 1929.












André Kertész, Chaises le long des Champs-Elysées, 1929.


André Kertész, The Broken Bench.








André Kertész, Disappearing act.








André Kertész, La fête foraine,1931.




















André Kertész, Elizabeth and I.










André Kertész, Chez Mondrian, Paris, 1929.


André Kertész, The Clock of the Académie.


















André Kertész, United Nations Building, New York, 1951.


André Kertész, New York, 34th St., 1959.


André Kertész, Manua Kea, Honolulu, HI, August 4, 1974.


André Kertész, University Place, New York, 1978.

Sus primeros años en Estados Unidos estuvieron jalonados de penurias existenciales; en 1949 entró a trabajar para el magacín House and Garden (hasta 1962). Durante una visita a París en 1963 redescubrió gran parte de sus negativos, los que le inspiraron para renovar su labor de artista y atraer la atención internacional.

En 1964 exhibió fotografías suyas en el Museum of Modern Art de Nueva York.

En su última etapa creadora y, sobre todo, cuando ya no podía abandonar su domicilio, se dedicó a fotografiar desde las ventanas de su apartamento en Washington Square.




























André Kertész, February, 1979.


André Kertész, Elizabeth's Book.




André Kertész, Paris Breakfast, January 3, 1982.

En el libro titulado From my Window (1981) publicó fotos polaroid de naturalezas muertas finamente estructuradas en los que se revela de nuevo como un maestro de los efectos luminosos.

André Kertész falleció el 28 de septiembre de 1985 dejando un archivo con más de 100.000 negativos.